"No heredamos la tierra de nuestros antepasados, la tomamos prestada de nuestros hijos"

18 de noviembre de 2014

Protocolo Kyoto



Para responder a la amenaza del cambio climático, la ONU aprobó en 1997 el Protocolo de Kyoto, que fue ratificado por 156 países y, finalmente, rechazado por los mayores contaminantes del mundo: Estados Unidos y Australia. El Protocolo establece el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en una media del 5,2 por ciento con respecto a los niveles de 1990 para el año 2012. El comercio de emisiones, el principal mecanismo para alcanzar esta meta, fue impulsado por los Estados Unidos a raíz de la fuerte presión de las grandes empresas. El acuerdo divide y privatiza la atmósfera como si fueran parcelas e instituye un mecanismo de compra y venta de 'permisos de contaminación' como si se tratara de una mercancía cualquiera.

Una vez disponen de los permisos, las industrias pueden utilizarlos de varias formas:

1.   Si la industria contaminante no utiliza toda su asignación, puede guardarse los permisos para el próximo período o vendérselos a otra industria contaminante en el mercado.
2.   Si la industria contaminante utiliza toda su asignación durante el período de tiempo fijado, pero contamina más, debe comprar permisos a otra industria que no haya utilizado toda su asignación.
3.   La industria contaminante puede invertir en programas para reducir la contaminación en otros países o regiones y, de este modo, 'generar' créditos que después puede vender, depositar o utilizar para compensar el déficit de la asignación original.

Nuestra opinión personal sobre el Protocolo Kyoto es que si bien es una buena idea intentar reducir los gases de efecto invernadero (GEI) de manera regulada para poder contar con el apoyo de los grandes contaminantes, no nos parecen correctas las formas en la que una industria pede utilizar los permisos. Según nosotras, las maneras en la que estas pueden hacer uso de los permisos deberían ser:

Si la industria contaminante no utiliza toda su asignación, NO puede guardarse los permisos para el próximo período ni vendérselos a otra industria contaminante en el mercado. Si la industria contaminante utiliza toda su asignación durante el período de tiempo fijado, pero contamina más, sufrirá un corte en su compra de permisos, será puesta en juicio, y se decidirá el lapso en el que no podrá realizar compras, desde 1 hasta 5 años. La industria contaminante puede invertir en programas para reducir la contaminación en otros países o regiones, pero sin esperar a cambio algún tipo de crédito para compensar el déficit de la asignación original. Cada industria debe hacerse cargo de su propia contaminación y no buscar vías más fáciles para simplemente mostrarle al mundo que esta disminuyendo sus desechos.


“Que fácil es hablar, y cuán difícil es actuar”

“No es una cuestión de política, sino de supervivencia”, dijo ayer el actor Leonardo Di Caprio a los más de 100 líderes mundiales reunidos por Ban Ki-Moon, secretario general de la ONU, en la cumbre del clima en Nueva York. El último informe del IPCC, el panel de científicos que evalúa la ciencia del calentamiento, lanzó esa advertencia en marzo pasado. (23/09/2014)


Fuentes:

1 comentario:

  1. “Que fácil es hablar, y cuán difícil es actuar” muy cierto...

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