Más 25
millones de personas en el mundo se han visto obligadas a desplazarse de sus
lugares de origen por motivos medioambientales. Son los denominados «refugiados
climáticos»; su tragedia es como un tsunami silencioso ante el que la
comunidad internacional practica la política de la avestruz. Naciones Unidas
cifra el número de migrantes por causas ecológicas en 200 millones en el año
2050 y advierte que la inmensa mayoría procederá de países pobres. La
Organización Internacional para las Migraciones alerta desde hace tiempo: se
está gestando una gran crisis humanitaria.
Estados
y las empresas transnacionales son considerados los culpables por la
destrucción de la cubierta vegetal, la erosión del suelo y la falta de agua,
problemas provocados por la sobreexplotación de los recursos naturales y de la
modificación de la naturaleza.
1. La
deuda externa ha incentivado la explotación indiscriminada de los recursos
naturales en los países empobrecidos, ya que su exportación es una de las pocas
formas que tienen estos países para hacerse con suficientes divisas para poder
pagar el servicio de la deuda.
2. En
el mundo entre 2000 y 2005 se perdieron 7,3 millones de hectáreas de bosques
cada año. Entre las causas de la deforestación y la degradación de los bosques
destacan las políticas gubernamentales de sustitución de bosques naturales por
plantaciones industriales de árboles –palma aceitera, eucalipto, pino-, así
como el avance de la frontera agrícola por los monocultivos agroindustriales
para la exportación.
3. La expansión
de la agricultura se realiza a expensas de los hábitats naturales. Existe el
riesgo que la deforestación en las zonas tropicales pueda afectar regiones
enteras con sequías e impactar la totalidad de los bosques tropicales. Ello
originaría la emisión de 120 mil millones de toneladas de CO2 causando así la
extinción masiva de especies de flora y fauna, alterando las precipitaciones en
gran parte del hemisferio norte y poniendo en riesgo la disponibilidad global
de alimentos.
4. En
la actualidad, el ciclo del agua está profundamente alterado. Más de la mitad
de los 192 ríos más importantes del mundo se encuentran afectados por presas
que están financiados en buena medida por dinero público o por el Banco
Mundial.
¿Por qué nos hacemos
esto?
Sí, el término NOS se
debe a que esto no podemos erradicárselo a los animales, ni a nada, esto lo
hicimos nosotros, los seres humanos, conducidos por la avaricia y el egoísmo,
impulsados por el consumo injustificado de bienes, a la producción de desechos
tóxicos, que sabemos muy bien, dañan a nuestro planeta.
Para solucionarlo
primero tenemos que admitir la culpa, y partiendo de eso, buscar alternativas,
soluciones a largo plazo.
Tal y como suele
ocurrir antes del estallido de una crisis, existen numerosos datos que
confirman que el tsunami silencioso de los refugiados climáticos tendrá un alto
coste humano, social y económico si nos se llevan a cabo las medidas
necesarias para frenarlo. El primer paso es un tratado internacional que
reconozca la dimensión del problema», concluye Enrique Turner, abogado
especializado en derechos humanos.
Fuentes:
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