La lluvia ácida es una de las
consecuencias de la contaminación del aire. Cuando cualquier tipo de
combustible se quema, diferentes productos químicos se liberan al aire. El humo
de las fábricas, el que proviene de un incendio o el que genera un automóvil, no sólo contiene partículas
de color gris (fácilmente visibles), sino que además poseen una gran
cantidad de gases invisibles altamente perjudiciales para nuestro
medio ambiente.
Cuando
el ser humano quema combustibles fósiles, libera dióxido de azufre (SO2) y
óxidos de nitrógeno (NOx) a la atmósfera. Estos gases químicos reaccionan con
el agua, el oxígeno y otras sustancias para formar soluciones diluidas de ácido
nítrico y sulfúrico. Los vientos propagan estas soluciones acídicas en la
atmósfera a través de cientos de kilómetros. Cuando la lluvia ácida alcanza la
Tierra, fluye a través de la superficie mezclada con el agua residual y entra
en los acuíferos y suelos de cultivo.
Nos parece
que una imagen dice más que mil pala
bras. Todos sabemos, incluidas las
industrias, que los gases que eliminan las fábricas son el principal causante
de la lluvia ácida, sin embargo nadie hace nada al respecto.
Es
cierto que hoy en día, con el avance tecnológico no podemos simplemente dejar
de producir y cerrar las fábricas para volver a los productos hechos a la
antigua, ya sea por que el ser humano es un animal “cómodo” y crea que lo
necesita, o por que estamos acostumbrados a obtener todo de manera fácil,
rápida y económica; lo que sí podemos hacer es disminuir la emisión de estos
gases o buscar una manera alternativa para la producción de bienes.
El
hombre puede prevenir la lluvia ácida mediante el ahorro de energía. Mientras
menos electricidad se consuma en los hogares, menos químicos emitirán las
centrales. Los automóviles también consumen ingentes cantidades de combustible
fósil, por lo que los motoristas pueden reducir las emisiones nocivas al usar
el transporte público, vehículos con alta ocupación, bicicletas o caminar
siempre que sea posible.
Fuentes:
Muy interesante!
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